En la antigua Roma se decía: "Post coitum omne animal triste est" (Después del coito, todo animal está triste).
La ciencia ha nombrado esa languidez que sigue al orgasmo: post-coital tristesse (PCT).Pese a la constatación de esta melancolía, sobre todo en hombres, algo intrigaba a los científicos: ¿por qué es más acentuada cuando el orgasmo viene a través de la autosatisfacción?
Una clave es psicológica: en la fase de bajada de la líbido, la sensación de soledad crece.
Pero una investigación de las universidades de Paisley, en el Reino Unido, y Zúrich, en Suiza, añade factores biológicos: el orgasmo por relaciones sexuales produce un incremento un 400% mayor de prolactina que el solitario. Esa hormona se relaciona con la sensación de compañía, lo que explicaría en parte la soledad postonanista.
Nuevos estudios cambian la perspectiva: masturbarse puede relacionarse con un ánimo bajo. Una investigación de la Universidad de Texas ha hallado que las mujeres depresivas se masturban más.
Una vez que la excitación ha disminuido, la falta de compañía se hace más patente.
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