Sí, hubo una importante participación de cruzados europeos.
Algunos vinieron porque los papas concedían indulgencias a quienes acudieran, mientras que otros hacían escala de camino a Tierra Santa.
Las legiones extranjeras fueron decisivas por primera vez en la conquista de Zaragoza (1118). Entonces, Alfonso I el Batallador recibió la ayuda de cruzados francos. La toma de Tortosa (Tarragona) en 1148 concitó un ejército más internacional: Ramón Berenguer IV sumó las fuerzas de nobles catalanes, caballeros templarios y hospitalarios de diversas procedencias, occitanos, normandos, flamencos e ingleses.
Pero no siempre esta contribución resultó afortunada. En la batalla de Las Navas de Tolosa (1212), los cruzados se retiraron tras enfrentarse a Alfonso VIII, enfadado por la masacre que habían perpretado en Malagón (Ciudad Real) entre musulmanes que querían rendirse.
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