Una de las interpretaciones más extendidas de las pinturas y grabados rupestres en la prehistoria considera que el hombre primitivo ha tenido fuertemente arraigado un sentido mágico, para dominar las fuerzas naturales adversas o para conseguir aumentar las favorables. Así, las escenas del Paleolítico no serían más que ceremonias propiciatorias de la caza y una manera de motivar la reproducción de las especies animales representadas en una suerte de magia simpática. Ante la ausencia de otras formas de expresión (carecemos de todos aquellos objetos hechos en materiales perecederos como madera, piel, etc.) el arte se explicaba mediante el recurso a la magia.
Chamán de la cueva francesa de Trois-Frères.
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