Aunque
a partir de Gandhi, este país cuenta con unas leyes que prohíben la
discriminación por castas, tanto en la India como en Nepal se sigue practicando esa
separación radical entre los ciudadanos, que ha sido tradicionalmente
la base de toda su organización social y religiosa. Ésta divide la
sociedad en cuatro grupos que se distinguen por los colores de sus trajes: blanco para la clase superior de los brahmanes o sacerdotes, que monopolizaban la enseñanza y la religión, rojo para la nobleza militar, amarillo para los burgueses y negro para los artesanos. Por último están los descastados o parias.
En la población, esta división sigue muy arraigada y ligada al hecho de
haber nacido en una determinada familia, especialmente en los medios
rurales, donde son escasos los que se atreven a saltársela contrayendo matrimonio con alguien de otra casta. Hoy
el gobierno garantiza que todos tengan una enseñanza básica pública y
gratuita, y reserva un 50% de la enseñanza secundaria a los menos
pudientes. En la India profunda, retrasada y pobre, los abusos y la
violencia siguen estando presentes.
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