OCÉANO ¿PACÍFICO?
El 28 de noviembre de 1520, el explorador Fernando de Magallanes, navegando en calma por el mar del Sur después de haberlas pasado canutas en el Canal de Todos los Santos, decidió enmendarle la plana a uno de sus colegas de conquista. Vasco Núñez de Balboa, siete años antes, había bautizado las aguas por las que ahora discurría Magallanes como mar del Sur. Pero el portugués pensó que el nombre no le hacía honor, lo cambió por el de océano Pacífico, que de pacífico tenía poco, pero a él se lo pareció. Magallanes aún no sabía que aquélla era la mayor masa de agua que existía sobre la faz de la Tierra.
Magallanes había sudado la gota gorda atravesando los 560 kilómetros de aquel maldito estrecho que hay en la punta sur de América. Lo llamó el Canal de Todos los Santos porque entró en él, precisamente, el primero de noviembre, aunque tuvo tanto mérito que saliera vivo de allí que luego también le enmendaron la plana a él y rebautizaron aquel canal como estrecho de Magallanes.
Cuando por fin pudo abandonar aquel laberinto de islas y arrecifes, después de veinte días asediado por corrientes que ya no sabía ni de dónde venían, azotado por tormentas encadenadas y cruzándose sólo con pingüinos, se encontró con unas aguas calmadas y profundas que le parecieron gloria bendita.
Tras ocho días navegando en completa calma, Magallanes pensó que era una tontería llamar mar del Sur a aquella inmensa cantidad de agua. Eso era un océano en toda regla, tranquilo y sereno. Ocurre que el navegante tuvo la inmensa fortuna de que en su camino hacia Asia le acompañara permanentemente el buen tiempo, y por eso el nombre de ese océano no podía ser otro que Pacífico. Pero, claro, no siempre es así, y en los siguientes siglos más de uno se ha acordado del padre de quien bautizó al océano, porque los huracanes, los tifones y los seísmos están en la orden del día. Pero, bueno, ya no es cuestión de cambiarle otra vez el nombre.
NIEVES CONCOSTRINA.
HISTORIAS DE LA HISTORIA.
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