Gracias a lo sucedido el 4 de septiembre de 1683, los austriacos inventaron el cruasán. Y no, fueron los franceses. Los franceses inventaron la baguette, pero el cruasán es de los vieneses. Parece mentira que gracias a la bronca que tuvieron los turcos y austriacos durante el sitio de Viena naciera un bollo tan rico y con dos patitas.
Los turcos se la tenían jurada a los vieneses. Vamos, que se querían quedar con la ciudad y organizaron el famoso sitio de Viena. Llegaron a las puertas de la capital del imperio cien mil otomanos (turco arriba, turco abajo) con intención de no moverse de allí hasta que los vieneses se rindieran. Dos meses duró el cerco, pero como Viena resistía, los turcos se aburrían y comenzaron a hacer túneles para acceder a la ciudad por debajo de las murallas.
Los túneles los hacían de noche, para que los vieneses no se coscaran de la estrategia, pero había un gremio que madrugaba mucho para dar de desayunar a la población, el de los panaderos. Fueron ellos, panaderos y pasteleros, los que se percataron del ruido de picos y palas que tenían formados los trucos. Dieron aviso, el ejército se puso en marcha y los turcos tuvieron que retroceder para seguir asediando desde fuera. Fin a la estratagema de los túneles.
Leopoldo I, el emperador de Austria, premió a los panaderos con varios privilegios, entre ellos el de poder llevar espada al cinto. Los tahoneros, agradecidos a su vez, se dijeron "pues vamos a hacerle un bollo especial al emperador", y crearon un panecillo con forma de media luna para mofarse de los turcos. No es que los panaderos salvaran Viena del ataque, sólo dilataron el asedio hasta que llegara la ayuda exterior. Viena se salvó de los otomanos cuando llegaron el duque de Lorena y los polacos, y sólo entonces los turcos pusieron pies en polvorosa.
Cuando mojen un croasán, mírenlo de lado, verán la forma de la media luna. A los turcos también les gusta.
NIEVES CONCOSTRINA.
HISTORIAS DE LA HISTORIA.
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