Un ejemplo extremo del puritarismo exacerbado de la sociedad británica en tiempos de la llamada Era Victoriana del siglo XIX queda reflejado en el Libro de etiquetas de Lady Gouh, verdadera bibilia de las buenas costumbres de la época.
En este manual, se llegaba a consejar, en aras del decoro, que los libros de autores varones no compartieran nunca estante en la biblioteca de un buen cristiano con los escritos por mujeres, salvo, eso sí, que los autores estuvieran casados entre sí.
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