En
el Antiguo Egipto, los días se dividían en buenos, amenazadores y
nefastos, según los hechos que en ellos hubieran ocurrido durante la
época en que los dioses moraban en la Tierra.
En
los días nefastos la gente no podía bañarse, montar en barca, viajar,
comer pescado ni nada que viniera del agua. Tampoco se debía matar una
cabra, un buey o un pato, tener trato carnal con mujeres, so pena de
infección, escuchar canciones alegres o pronunciar el nombre del dios
Seth, que tenía la fama de pendenciero.
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