La idea clásica es que procede del latín religare, enlazar, de manera que la religión sería la atadura que nos liga con Dios. Otros entienden que viene de relego, con el sentido de reunir o agrupar. También se propone como orgien el término relegere, que podría ser lo opuesto de lo que entendemos hoy como negligencia, lo que significaría entonces aplicación o esfuerzo. Sería algo parecido a lo que los musulmanes llaman yihad. Pero una cosa es su dudoso significado etimológico y otra las innumerables definiciones que se le han aplicado a lo largo del tiempo. Para unos es como afirmaba Karl Marx "el opio del pueblo"; para otros "una necesidad innata del ser humano". Kant decía remilgadamente que la religión era la asunción de nuestras obligaciones en respuesta a mandamientos divinos. El cuáquero Tylor propuso la más sucinta: "La creencia en seres espirituales". Y el investigador Salomón Reinach, una de las más cínicas: El montón de escrúpulos que obstaculizan el libre ejercicio de nuestras facultades".
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