viernes, 29 de junio de 2018

EL MUNDO OCULTO DE LAS SOCIEDADES SECRETAS.


Desde los pitagóricos a los Illuminati o el Club Bilderberg, pasando por el cristianismo en sus inicios, las organizaciones ocultistas o sectarias recorren la Historia con sus complejos ritos y misteriosos fines.
Inquisición

Evocar hoy a las sociedades secretas nos hace pensar en extraños grupos de exóticas reglas y finalidades siniestras. Lo curioso es que algunas de las principales organizaciones reconocidas e institucionalizadas de nuestro mundo actual en su día se iniciaron o subsistieron como sociedades secretas. El cristianismo, tras la ejecución de Jesucristo, se refugió en la clandestinidad para sobrevivir a la persecución romana: los nuevos miembros tenían que someterse a pruebas de fe para ser admitidos y las ceremonias estaban vetadas a los extraños.
Los esfuerzos represores de la institución eclesial, apoyados sin reservas por la autoridad terrenal de los reyes, tardarían muchos siglos en encontrar algún colectivo secreto que se les resistiera: hay que llegar hasta principios del siglo XVIII e ir a un territorio de difícil control para el papa y la Inquisición como eran las islas Británicas. Allí nacerán los masones, cuyo nombre todavía sigue inspirando hoy temores y dudas sobre su poder real en la sombra.
Paradójicamente, el primer ritual completo de una agrupación masónica que se conoce se dio en un entorno religioso: la capilla de la catedral de Santa María de Edimburgo. Aunque no es tan contradictorio que eligieran ese ámbito eclesial, porque los masones modernos son los herederos de las hermandades profesionales integradas por los diversos oficios participantes en la construcción de las grandes catedrales, en particular por los canteros. Los albañiles medievales que trabajaron levantando los impresionantes templos del románico y el gótico tenían normas muy estrictas para admitir a alguien en su gremio. Sólo se compartían los conocimientos principales con los miembros aceptados, evitando así el intrusismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario