Frente a la curiosa unanimidad que existe sobre el aspecto físico de Jesucristo, Buda se ha representado con muy diversas apariencias. En los países occidentales, ha arraigado la imagen de un monje gordo, calvo y muy sonriente; sin embargo, sus primeras imágenes muestran a un hombre de constitución normal y semblante sereno, generalmente sentado con las piernas cruzadas.
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