CÍNICO.

Calificamos así al sujeto que miente con descaro o que actúa desvergonzadamente. Pero cínico también alude a la escuela griega fundada en Atenas por Antístenes (445 a. C.-365 a. C), con Diógenes, su discípulo, como máximo representante. Y es en esta escuela, conocida como cínica o de los cínicos, donde se sitúa el origen de esta voz, que ya aparece en escritos en nuestra lengua del siglo XV. 

Dicha corriente filosófica defendía la vida sencilla y autosuficiente como camino para alcanzar la felicidad. Con este fin, había que renunciar a los placeres y los bienes materiales y despreciar las convenciones sociales. Quienes pusieron en práctica esta doctrina muy pronto llamaron la atención por sus excentricidades, en particular, por su burla y oposición a la sociedad, su descuido de la higiene y sus hábitos errabundos; y fueron apodados kynikós, 'perteneciente al perro', pues en su forma de vida recordaban a los canes. Sin embargo, algunos cínicos tuvieron fama de vivir sin respetar aquello que predicaban, de ahí que la palabra cínico se aplique también al hipócrita.