La
leyenda de la cigüeña trayendo niños podría tener su origen en la diosa
romana Juno (de la que deriva el nombre del mes de junio) encargada de
la protección de la mujer, el matrimonio, el alumbramiento y los recién
nacidos. La vinculación con la divinidad se debía a la gran cantidad de
cuidados que prodigaban estas aves a sus crías y el hecho de que se
emparejaban para toda la vida. Además, regresan de sus migraciones en
primavera, época en la que los pueblos de la Antigüedad celebraban
fiestas para propiciar la fertilidad. Por otra parte, una leyenda china
afirma que la cigüeña lleva almas de los muertos al cielo y realiza el
intercambio entre espíritus y las personas que vienen al mundo.
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