La disolución de los templarios fue uno de
los episodios más extravagantes de la historia de la Iglesia, y fue el 21 de marzo
de 1312 cuando el papa Clemente V promulgó la bula Vox in Excelso ordenando
la desaparición de la orden. Otras fuentes señalan el 3 de abril, pero fue hace
tantos siglos que igual da semana arriba o abajo. Lo importante es que, gracias
a aquella decisión, las editoriales siguen sin dar abasto a vender tanto libro
repleto de misterios templarios. El patrón de los editores es San Juan Bosco, pero
conste que Clemente les ha salido más rentable.
Lo que hizo el papa Clemente fue dar legitimidad
divina a los desbarres terrenales que ya llevaba cometiendo el rey francés Felipe
IV desde un lustro antes. ¿Por qué tenía tal servidumbre Clemente V hacia el rey?
Porque el papa había llegado a papa gracias a los tejemanejes y las intrigas de
Felipe IV, y había llegado el momento de pagar los favores. Fue durante el concilio
de Vienne, en Francia, cuando se promulgó la bula Vox in Excelso, que decretaba
la supresión de la Orden del Temple, aunque se supone que aquel concilio llevaba
otros asuntos más importantes en el orden del día, como, por ejemplo, qué demonios
hacer para recuperar Tierra Santa de una vez por todas y alguna que otra reforma
de la Iglesia. Pero esto sólo fue una tapadera. El verdadero objetivo del concilio
era borrar del mapa a los templarios con todas las bendiciones apostólicas.
Se habían vuelto demasiado poderosos, demasiado
ricos, demasiado de todo. Los templarios eran un Estado dentro de los Estados donde
vivían y otra iglesia dentro de la propia Iglesia. Había que hacerlos desaparecer.
En aquel 1312, Felipe IV ya llevaba cinco años deteniendo y quemando templarios
para quedarse con todas sus propiedades y riquezas, que era el fin último de la
estrategia, pero él insistía en tener un documento oficial que avalara sus desmanes.
Así que el rey le dijo a Clemente, mira, móntate un concilio, redáctate una bula
y ya los quito de en medio con todas las de la ley. Dicho y hecho, el Temple se
fue a hacer gárgaras.
NIEVES CONCOSTRINA.
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