Los idus más famosos son los de marzo, aunque todos los meses del calendario juliano tenían sus idus. En mayo, julio, octubre y marzo, los idus eran los días 15, y el resto de los meses del año los idus caían en día 13. Y tal idus como el del mes martius del año 44 antes de nuestra era, Julio César tuvo el peor de sus días. Mira que le avisaron: guárdate de los idus de marzo... mira que tienes muchos enemigos... no vayas al Senado, que te la tienen jurada. Pero Julio César fue y allí lo mataron de una puñalada. Le dieron veintitrés, pero, como los conjurados eran un poco mantas, sólo una fue mortal.
¿Por qué mataron a César? Demasiado poder acumulado en sólo dos manos. Era amo y señor absoluto del Imperio romano, general de todos los ejércitos y sumo sacerdote, pero lo peor es que se había hecho nombrar dictador vitalicio, perpetuo. Y esto era una patada a la República, que sólo admitía dictaduras durante seis meses en situaciones graves.
César dijo que no, que eso de dictador a él le gustaba para siempre. Así que se le pusieron enfrente, no sus enemigos de toda la vida, los seguidores de Pompeyo, sino también antiguos colaboradores a quienes cada vez gustaba menos tanta acumulación de poder. En total, sesenta hombres estuvieron implicados en el asesinato de Julio César. Cuando llegó el momento de matarlo, hubo que pedir turno para apuñalar.
Pero ya le avisó Espurina, el sacerdote que días antes del asesinato analizó las vísceras de un animal sacrificado. Los higadillos le dijeron que César sería asesinado "no más tarde de los idus de marzo", y así se lo hizo saber. No es que el sacerdote fuera especialmente hábil con la casquería, es que todo Roma era un hervidero de rumores sobre el complot contra César, y el adivino sólo trasladó sus temores al dictador. Lo que pasa es que clavó la fecha.
Julio César se cruzó con Espurina en el Senado y encima se puso chulo y le dijo al sacerdote: "Son los idus de marzo y no me ha sucedido nada"; a lo que Espurina respondió: "Sí, pero aún no han pasado". Minutos después, Julio César ya era historia y Espurina, digo yo, subiría sus tarifas.
NIEVES CONCOSTRINA.
HISTORIAS DE LA HISTORIA.
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