Con el fin de mantener la ortodoxia católica en sus dominios, los Reyes Católicos aprobaron el nacimiento de la Santa Inquisición en el año 1478. Hasta su abolición definitiva el 15 de julio de 1834, sus jueces persiguieron a herejes, brujos, judíos y moros no conversos, ayudándose en numerosas ocasiones de la tortura.
Esto sirvió a los enemigos de España para generar una leyenda negra que nos aislase internacionalmente y que todavía sigue viva.
Aún así, los datos ofrecios por reputados estudiosos dicen que la española fue una de las inquisiciones menos sangrientas y cifran en unos 4.000 los ejecutados en sus casi cuatro siglos de historia, frente a los 25.000 de Alemania o los 10.000 de Polonia y Lituania.
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