Existen pruebas arqueológicas de que hacia el año 3000 a.C. se produjeron varias inundaciones en Mesopotamia, aunque éstas fueron de carácter local.
Existen pruebas arqueológicas de que hacia el año 3000 a.C. se produjeron varias inundaciones en Mesopotamia, aunque éstas fueron de carácter local.
Sin embargo, si los ríos Tigris y Éufrates se hubieran desbordado al mismo tiempo, se habría producido una enorme inundación cuya extensión habría alcanzado las tierras bajas del delta, suficiente para que los habitantes de la zona interpretaran que toda la tierra había quedado anegada bajo las aguas.
Los sumerios, una civilización de la baja Mesopotamia cuya época de esplendor se sitúa entre el 3000 y el 2000 a.C., ya citan en sus crónicas una gran inundación, confirmada también por las pruebas halladas en las excavaciones arqueológicas realizadas en la ciudad mesopotámica de Ur entre 1922 y 1929.
Uno de los relatos más antiguos que narra también un diluvio universal es la epopeya babilónica de Gilgamesh, que data del 2600 a.C. Son muchas las culturas que recogen esta leyenda del diluvio universal, como la egipcia, la siria, la mitología griega y, por supuesto, la Biblia hebrea, con la historia del Arca de Noé, que ha sido buscada infructuosamente en el Monte Ararat, donde habría “encallado” según el Génesis.
En cualquier caso, no se ha encontrado ninguna evidencia geológica de una inundación capaz de cubrir todo el globo terráqueo.
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