A mediados del Siglo XVII, Olimpia Maidalchini, cuñada del entonces papa Inocencio X, concibió un servicio de contraespionaje vaticano cuyo cometido principal sería ejecutar a los enemigos de Roma.
La idea contó con el beneplácito papal, y el servicio, conocido como la Orden Negra, comenzó a actuar. Los agentes se escogieron entre el personal más fiel al Papa y con menos escrúpulos, para que fueran capaces de realizar cualqueir misión.
Su continuidad en el tiempo ha permitido que les atribuyan acciones como los asesinatos de los banqueros Roberto Calvi y Michel Sindona, salpicados ambos por la quiebra del Banco Ambrosiano.
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