A finales del siglo XIX un movimiento religioso se extendió en la Nación Sioux, uno de sus elementos más identificativos eran las danzas rituales en las que se establecía una conexión con los espíritus conocidas como danzas fantasma. Hasta tal punto se extendieron que han sido profusamente estudiadas y registradas por numerosos antropólogos y se han convertido en un tópico recurrente para representar a los diferentes pueblos nativos norteamericanos.
Pero no es por interés antropológico por lo que queremos hablar de estas danzas. En 1894 una representación de estas danzas en el Show de Buffalo Bill fue grabada por William Heise para los Estudios Edison y se ha convertido en una de las películas más antiguas conservadas.
Hoy estas imágenes resultan una vuelta de tuerca a esa intención de fundir a vivos y muertos a través del baile, no sólo porque los protagonistas, hace tiempo muertos, no sabemos ahora en qué lado de la muerte situarlos, sino también porque la degradación de la película misma aporta un aire fantasmagórico de lo más inquietante.
Quizás por eso el británico TanDog eligió esas imágenes para comenzar una serie de vídeos titulada precisamente Ghost Dances en los que sus ambientes sonoros recorren los rincones más sombríos de los orígenes del cine.
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