En la Edad Media era habitual que las mujeres viudas en la India practicasen el ritual sati. Esta costumbre hinduista mandaba que a la muerte del marido, la mujer se quemase viva sobre la pira funeraria, testimoniando así su amor y devoción. Esta ceremonia era practicada especialmente por las mujeres de sacerdotes y militares (las castas más altas), que consideradas propiedad del marido, veían con normalidad este trágico final.
No se conoce con exactitud el momento en que se empieza a difundir esta costumbre, pero parece que a partir del siglo IV tenía ya gran difusión.
El 4 de diciembre de 1829 el político inglés William Bentinck, gobernador de la India, prohibió esta práctica. Desde ese momento, todos aquellos que convenciesen o instigasen a las viudas para que realizasen este rito, quedaban condenados a la pena capital. A pesar de ello, el sati se siguió practicando en algunas zonas de la India.Hoy, a pesar de que la mayor parte de la sociedad rechaza esta práctica, aún se dan casos de mujeres que intentan suicidarse tirándose a la pira funeraria de su marido.
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