La Tanatología. ciencia que estudia las percepciones que experimentamos cuando se aproxima la muerte, es una disciplina reciente por el tabú que siempre ha rodeado a este tema. Pero, poco a poco, empiezan a extraerse conclusiones sobre qué siente el ser humano en los momentos postreros de su vida.
Independientemente de la enfermedad o traumatismo que lleva al fallecimiento, hay efectos comunes. Algunos -como los estertores, ruidos respiratorios debidos a la acumulación de secreciones en los pulmones- no hacen sufrir al enfermo terminal, a pesar de su dramatismo. Pero otros sí aumentan sus padecimientos, caso de la disnea o sensación de ahogo y la acentuación de la percepción del dolor.
Por suerte, la naturaleza cuenta con mecanismos para aliviar el tormento final. Por ejemplo, a partir de cierto momento se produce un deterioro cognitivo y una pérdida de conciencia, causados por fallos cerebrales graduales. También se suele dar una inundación de enforfinas, péptidos opioides con efectos analgésicos que aumentan la sensación de bienestar. De hecho, los animales que son víctimas habituales de los depredadores los liberan cuando sienten que pierden violentamente la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario