La palabra orgía llegó al español desde el vocablo francés orgie, a su vez procedente del griego órgia, cuyo significado alude a un misterio o ceremonia religiosa. No cabe duda de que orgías, tal como hoy las entendemos, puramente festivas y sin trascendencia alguna, ha habido siempre. Pero si atendemos a la elección del término griego, este proviene de los rituales helénicos que se celebraban en honor de Dionisiio, señor del vino, inspirador de la locura y el éxtasis.
Primero sólo mujeres.
Conocido como Baco llegó este Dios a Roma en el siglo II a.C., y en sus fiestas, las banacanles, sólo participaban mujeres, que se reunían en la arboleda de Simila, cerca del monte Aventino, los días 16 y 17 de marzo. Posteriormente, comenzaría la participación de hombres y llegarían a celebrarse hasta cinco veces al mes, dejando de ser secretas y rituales y convirtiéndose en fiestas interminables, con todo tipo de excesos sexuales y etílicos. Tan descontroladas llegaron a ser que no era raro que degeneraran en violencia y asesinatos. Fue por esto por lo que finalmente el Senado romano las prohibió en el siglo II a.C.
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