Se le llama así a cualquier fenómeno paranormal o extraño que parezca desafiar una explicación natural, como las lluvias de ranas, peces, piedras, aves muertas, carne, culebras; desconcertantes experiencias religiosas, como los estigmas; bolas de fuego voladoras en el cielo nocturno, combustión humana espontanea, OVNIS, actividad poltergeist, y criaturas monstruosas.
Los fenómenos forteanos reciben el nombre de honor a Charles Fort [1874-1932], periodista norteamericano. Después de que una herencia le permitió dejar el trabajo como periodista a principios de su cuarta década, Fort dedicó el resto de su vida a reunir y catalogar miles de fenómenos extraños que no tenían explicación, que encontró revisando diarios científicos y populares en el Museo Británico y en la Biblioteca Pública de Nueva York. Fort nunca intentó explicar estos fenómenos pero utilizó esos ejemplos para señalar las limitaciones del conocimiento científico y el peligro de la aceptación dogmática de las leyes naturales, que estos fenómenos parecían contradecir.
Fort recopiló su investigación en cuatro libros:
El Libro de los Malditos [1919];
Nuevas Tierras [1923];
¡Mirad! [1931];
y Talentos Extravagantes [1932].
En El Libro de los Malditos, que enumera más de mil incidentes de ese tipo, Fort puso en tela de juicio al método científico de aceptar un fenómeno como genuino sólo si se podía demostrar. Para Fort era prueba suficiente que hubiera sucedido y se informara de él; la razón de que sucediera era menos importante.
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