Así se llamaba una joven católica alemana que falleció en 1976 tras ser sometida a un exorcismo. Diez años antes, cuando tenía 16, Anneliese empezó a padecer ataques, que fueron diagnosticados como epilepsia. Poco después aseguró que oía voces y que tenía visiones, lo que le llevó a pensar que estaba poseída. Ante el escaso éxito de los tratamientos, los padres solicitaron a varios sacerdotes que la exorcizaran. En 1975, cuando Anneliese empezó a agredir a su familia y a comer insectos y carbón, el obispo de Wurzburgo autorizó que los sacerdotes Arnold Renz y Erns Alt realizaran la ceremonia de "Gran Exorcismo" sobre ella, que se creía poseída por Lucifer, Caín, Judas, Nerón e incluso el espíritu de Hitler. El exorcismo se prolongó durante un año, hasta que Anneliese falleció de desnutrición. Los eclesiásticos fueron condenados a permanecer seis meses en prisión.
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