Se llamaba William Calcraft y asumió su cargo durante 45 años, de 1829 a 1874, en la cárcel Newgate, en Londres, donde llevó a cabo 450 ejecuciones. Calcraft era un joven vendedor callejero cuando fue reclutado por el verdugo del momento, John Foxton, quien ahorcaba mediante estrangulamiento. Esto acusaba más sufrimiento a los condenados, pues tardaban varios minutos en morir. Para evitarlo, Calcraft usó desde el principio el método de la fractura vertebral con ruptura de la médula espinal, para lo cual tiraba de las piernas a los ejecutados y hasta él mismo se colgaba de sus cuerpos a fin de acortar la tortura. Hay quien dice que también lo hacía para entretener al público congregado, que a veces podía llegar a las 30.000 personas.
Por sus expertas manos pasaron muchos criminales famosos, como el matrimonio formado por Marie y Frederik Manning, que habían asesinado al amante de ella. A esta ejecución acudió Charles Dickens, quien descubrió el horror que le causó en una carta a The Times. Calcraft tuvo que dejar sus exhibiciones en 1868, cuando en Inglaterra se prohibieron las ejecuciones públicas. Él fue el último que mató frente a espectadores y también el primero que lo hizo en privado.
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