Asentamientos cacicales precolombinos con esferas de piedra de Diquís | ||
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Nombre descrito en la Lista del Patrimonio de la Humanidad | ||
Coordenadas | 8°54′41″N 83°28′39″OCoordenadas: 8°54′41″N 83°28′39″O (mapa) | |
País | Costa Rica | |
Tipo | Cultural | |
Criterios | iii | |
N.° identificación | 1453 | |
Región | Latinoamérica y el Caribe | |
Año de inscripción | 2014 (XXXVIII sesión) | |
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Las esferas de piedra de Costa Rica son un grupo de más de quinientas petroesferas precolombinas ubicadas principalmente en el sur de Costa Rica, en la llanura aluvial del delta del río Diquís (confluencia del río Sierpe y el río Grande de Térraba), en la península de Osa y en la Isla del Caño. La zona pertenece al distrito de Sierpe, en el cantón de Osa.
Como conjunto, las esferas se consideran únicas en el mundo por su número, tamaño, perfección, formación de esquemas organizados y abstracción ajena a modelos naturales. Su gran valor radica en que se hicieron bajo condiciones tecnológicas y sociales consideradas muy difíciles en la actualidad. No obstante, las sociedades indígenas que las esculpieron lo hicieron casi de forma perfecta, con acabados muy finos en muchos casos, y con tamaños que van desde los pocos centímetros a cerca de 2.6 m de diámetro. Las esferas se produjeron y utilizaron durante un periodo que va del 400-500 d. C hasta la conquista española, en un lapso cercano a los 1000 años.
En la actualidad, las esferas de piedra se consideran como la manifestación artística por excelencia de la escultura precolombina costarricense. En 2014, la Unesco eligió el conjunto de asentamientos cacicales precolombinos con esferas de piedra de Diquís como Patrimonio de la Humanidad. El 16 de julio de 2014, la Asamblea Legislativa de Costa Rica las declaró símbolo nacional del país.
Se les ha atribuido distintos significados a través del tiempo: símbolos de rango, marcadores territoriales, jardines astronómicos, ayudas de memoria, sin faltar las teorías esotéricas, sobrenaturales y atribución a extraterrestres. La hipótesis más reciente, elaborada mediante reconstrucción etnohistórica, apunta a un significado mítico religioso, asociada con el dios del trueno Tlachque y los dioses del viento y los huracanes (serkes) de la mitología talamanqueña. En la cosmogonía bribri, compartida por cabécares y otras etnias ancestrales de América, las esferas de piedra son «balas de Tara» (Tara o Tlachque es el dios del trueno) que con una inmensa cerbatana las lanzaba a los serkes (dioses de los vientos y los huracanes) para alejarlos de estas tierras.
Han surgido muchos mitos e hipótesis alrededor de estas esferas, su significado, sus constructores, fines, técnicas constructivas y de transporte, fecha y canteras de las piedras: hechas por descendientes de la Atlántida, geomorfosis natural, pociones secretas para ablandar la piedra, que en el centro tienen una semilla de café, participación de extraterrestres, ejes energéticos complementarios a Nazca y la isla de Pascua, delimitación territorial, hitos conmemorativos, representación del eterno femenino, dispositivos navegacionales, símbolo perfecto de la divinidad, fuentes de energía y bienestar, dispositivos de equilibrio tectónico, puertas dimensionales. Enfoques esotéricos han sido tratados en múltiples libros como los del escritor suizo de best sellers Erich von Däniken, el escritor español de ciencia ficción Juan José Benítez y el antropólogo estonio Ivar Zapp con el libro “Atlantis in America: Navigators of the Ancient World”.
Se popularizaron mundialmente con la película de Indiana Jones "Raiders of the Lost Ark" y por múltiples documentales de la Society Research Reports y las revistas y canales de televisión de National Geographic que han incidido en la multiplicación de producciones mediáticas de todo tipo, imaginación y profundidad académica.
La idea de que fueron jardines astronómicos con fines de calendarizar ciclos agrícolas o que servían para establecer el rango social dentro de la tribu son las explicaciones, por ahora, más aceptadas por la arqueología, pero que cada día son más cuestionadas. Las esferas de piedra se consideran un hito del pasado prehispánico costarricense en general, y de la escultura precolombina en particular. Su síntesis formal, la concepción de la esfera como motivo artístico, denota un grado de madurez plástico único en el continente.
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