La mayor escisión que se ha producido en el Islam, que dio lugar a la rama chií y a la suní, tuvo lugar tras la muerte de Mahoma.
Cuando el profeta falleció a la edad de 63 años, en el 632, no dejó un sucesor definido, lo que provocó una disputa sobre quién, Alí o Abu Bakr, debería ocupar su lugar.
Según la tradición chií, Mahoma dio un discurso en Gadir Jum durante el cual alabó y se refirió en numerosas ocasiones a Alí, su primo y yerno, lo que interpretaron como una llamada del profeta a que Alí fuera el encargado de guiar los pasos del Islam.
En cambio los suníes aseguran que auque sí es cierto que Mahoma habló de Alí esto no significa que tuviera que convertirse en el siguiente líder del Islam.
En su lugar, tras algunas luchas internas, decidieron que fuera Abu Bakr -suegro y confidente de Mahoma- el que se erigiera como primer califa.
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