La Biblia ya menciona el consumo y los efectos de la droga más universal, el alcohol, cuando describe a Noé embriagado y a su hijo Cam burlándose de él. El alcohol ha sido sin duda la droga por excelencia de los pueblos mediterráneos, actualmente el alcohol se ha utilizado en nuestro país con unas pautas de consumo generalizadas, y ha sido aceptado como pieza habitual, en nuestros hábitos de vida (rara es el domicilio donde no se vea una botella de alcohol)
La producción de bebidas alcohólicas existe desde que el hombre conoce el fenómeno de la fermentación. Hay evidencia de su uso y consumo por pueblos prehistóricos. En el neolítico se comienza a fabricar cerveza. Hay citas en documentos egipcios sobre su consumo (3.700-2.700 a.C.), y los hebreos dejaron constancia de su uso en la Biblia. Ya el Código de Hammurabi fijaba normas represivas contra su consumo, llegando a establecer la pena de muerte. Entre los griegos eran conocidos sus efectos, y aparece citado en innumerables obras, entre ellas la Ilíada, la Odisea, y la Historia de Herodoto. Los romanos lo consumían habitualmente, y se conoce el descontrol reinante en las orgías de los emperadores.
La fermentación y destilación natural de los productos agrícolas cedió su espacio a la destilación artificial (S. XIV), y posteriormente a la destilación industrial, que produjo una explosión en el consumo (S. XIX). Durante el primer tercio del S. XX se produjo en los Estados Unidos el fenómeno prohibicionista, con la llamada "Ley Seca" que proscribió la fabricación y venta de alcoholes; tan solo el vinagre, la sidra y el vino destinado a misa quedaron exentos de ella. Estas medidas fueron no sólo ineficaces sino además provocaron un fenómeno criminal sin precedentes. Por estar culturalmente arraigado y por la pésima experiencia norteamericana, ningún Estado occidental optó la vía prohibicionista; las campañas de prevención tuvieron resultados desiguales. En EE.UU. las normas sobre venta de alcohol a menores es estrictamente limitativa, siendo su cumplimiento mucho más efectivo que en la resto de Occidente.
Los países árabes poseen una legislación restrictiva del consumo de alcohol, que tan sólo puede efectuarse en locales específicos, siendo prohibido en otros. El consumo del mismo está extendido, aunque el factor religioso frena su influencia.