La semana es un período de tiempo de siete días consecutivos. En español sus siete días son:
En algún momento ―antes o después del descubrimiento anterior― se descubrió el ciclo de las fases lunares. La Luna pasa por cuatro momentos fáciles de discriminar:
El origen de estos nombres está en la observación del cielo por los antiguos. Durante el año, la inmensa mayoría de los astros visibles no cambiaban de posición unos con respecto a otros. Sin embargo, aquellos hombres observaron a simple vista siete cuerpos celestes que sí variaban de posición: el Sol, la Luna, y los cinco planetas que pueden verse a simple vista: Marte, Mercurio, Júpiter, Venus y Saturno.
En hebreo simplemente se numeran (primer día, segundo día, etc.) contando desde el domingo, excepto el séptimo y último, que se llama shabbat.
En árabe también se numeran excepto el séptimo asSabt y el sexto al-Jum'ah (día de la reunión en la mezquita).
En griego moderno también se numeran excepto el séptimo sávato, el primero kyriakí (día del Señor), y el sexto paraskeví (día de la preparación).
En portugués los día de lunes a viernes se llaman Segunda-feira, Terça-feira, Quarta-feira, Quinta-feira, y Sexta-feira, y los dos restantes se llaman como en español, Sábado y Domingo.
Mientras que los idiomas mediterráneos orientales reflejan la numeración de los días de la semana, los idiomas de Europa Occidental (excepto el portugués) reflejan los nombres de los astros móviles del firmamento: Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus, Saturno, Sol. Estos siete cuerpos celestes dieron sus nombres a los días de la semana: lunes, martes, miércoles, jueves, viernes. En español, sábado procede de la palabra hebrea shabbat (día de descanso), y domingo de la palabra latina domínica (día del Señor). No obstante, en algunos idiomas (como el inglés, por ejemplo), se mantienen los nombres originales de estos dos días: saturday (día de Saturno) y sunday (día del Sol); y en otros idiomas se sustituyen los dioses grecorromanos con los dioses germánicos más o menos correspondientes. Así, el dios germánico de la guerra Tiw (tuesday) sustituye al marcial grecorromano Marte, el principal dios germánico Woden (wednesday) al dios secundario Mercurio, el importante dios guerrero Thor (thursday) al importantísimo Júpiter, la diosa de la fertilidad Freya (friday) a la diosa del amor Venus.
Los nombres latinos de los dioses relacionados con los astros móviles del firmamento son meras transliteraciones de los nombres griegos, los cuales a su vez son transliteraciones de los nombres babilónicos, los cuales se remontan a los sumerios.[cita requerida] Sin embargo, hubo una mala interpretación, son ejemplos: Nergal es el dios de la guerra pero también de la pestilencia y especialmente del infierno, de esta manera se superpone con el griego Hades. Mientras Cronos es el padre de Zeus, Ninurta es el hijo de Enlil.
Samuel A. Goudsmit, en El tiempo (Nueva York, 1966, pág. 24), prueba que los egipcios dividían cada uno de los 12 meses de 30 días (de su año de 360 días) en tres semanas de 10 días. Lo mismo hacían los griegos de esa época. No se sabe en qué momento cambiaron ese calendario por la adoración de los planetas, pero debe haber sido antes del siglo IV a. C., ya que Heródoto, en La historia (2.82), escribió: «Estos son algunos de los hallazgos de los egipcios. Descubrieron que [...] cada día le pertenece a un dios».
Stephen Herbert Langdon, en La mitología de todas las razas (Nueva York, 1964, pág. 154) prueba que los seguidores del culto a Sin (en Harrán), a quienes los escritores árabes y sirios conocían como arranianos o sabeanos les habían puesto los nombres de los planetas a sus días. Como los hebreos y otros pueblos, consideraban que el día dedicado a Saturno era el séptimo día, así que comenzaban la semana con un día dedicado al Sol. Para el resto de los días utilizaban el mismo orden que los egipcios.
Steven L. Renshaw, en El sistema solar y los nombres de los días, demuestra que esos mismos astros del sistema solar, y en la misma secuencia, se usaron para nombrar los días en India, Tíbet y Birmania. También sucedió lo mismo en Japón, pero esa costumbre se ha podido rastrear solo hasta mil años atrás.
Los soldados romanos estacionados en Egipto se acostumbraron a la semana pagana de siete días y poco a poco la introdujeron en su país, reemplazando la semana oficial de ocho días (octaviano, César Augusto) y los siguientes gobernantes romanos toleraron esta práctica, que se oficializó con Constantino I el Grande en el 321 de nuestra era.
La hipótesis más conocida acerca del origen del orden de los planetas es la siguiente: si se disponen los planetas de acuerdo al conocimiento erróneo ―desde una astronomía geocéntrica― que los antiguos tenían de sus respectivas distancias a la Tierra ―en realidad de cuánto tiempo tardaban en dar un ciclo completo en relación al fondo de estrellas―, el orden (de lejano a cercano, o de más lento a más rápido) sería:
Historia de la semana
El origen de la semana de siete días
En las primeras épocas de la humanidad, cuando los seres humanos descubrieron el ciclo solar (la regularidad de la aparición del verano y del invierno), se dieron cuenta de que se podía medir la edad de una persona por la cantidad de pasos del invierno a la primavera (caracterizados por el derretimiento del hielo) que había vivido. Cuando se conoció más el ciclo anual, se pudo dividir en 4 estaciones trimestrales (más o menos convencionales, ya que las estaciones nunca duraban la misma cantidad de tiempo ni eran exactamente iguales).En algún momento ―antes o después del descubrimiento anterior― se descubrió el ciclo de las fases lunares. La Luna pasa por cuatro momentos fáciles de discriminar:
- luna llena (completamente iluminada).
- luna menguante (iluminada en una mitad).
- luna nueva (completamente oscurecida).
- luna creciente (iluminada en su otra mitad).
El origen de los nombres de los días de la semana
En hebreo simplemente se numeran (primer día, segundo día, etc.) contando desde el domingo, excepto el séptimo y último, que se llama shabbat.
En árabe también se numeran excepto el séptimo asSabt y el sexto al-Jum'ah (día de la reunión en la mezquita).
En griego moderno también se numeran excepto el séptimo sávato, el primero kyriakí (día del Señor), y el sexto paraskeví (día de la preparación).
En portugués los día de lunes a viernes se llaman Segunda-feira, Terça-feira, Quarta-feira, Quinta-feira, y Sexta-feira, y los dos restantes se llaman como en español, Sábado y Domingo.
Mientras que los idiomas mediterráneos orientales reflejan la numeración de los días de la semana, los idiomas de Europa Occidental (excepto el portugués) reflejan los nombres de los astros móviles del firmamento: Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus, Saturno, Sol. Estos siete cuerpos celestes dieron sus nombres a los días de la semana: lunes, martes, miércoles, jueves, viernes. En español, sábado procede de la palabra hebrea shabbat (día de descanso), y domingo de la palabra latina domínica (día del Señor). No obstante, en algunos idiomas (como el inglés, por ejemplo), se mantienen los nombres originales de estos dos días: saturday (día de Saturno) y sunday (día del Sol); y en otros idiomas se sustituyen los dioses grecorromanos con los dioses germánicos más o menos correspondientes. Así, el dios germánico de la guerra Tiw (tuesday) sustituye al marcial grecorromano Marte, el principal dios germánico Woden (wednesday) al dios secundario Mercurio, el importante dios guerrero Thor (thursday) al importantísimo Júpiter, la diosa de la fertilidad Freya (friday) a la diosa del amor Venus.
Los nombres latinos de los dioses relacionados con los astros móviles del firmamento son meras transliteraciones de los nombres griegos, los cuales a su vez son transliteraciones de los nombres babilónicos, los cuales se remontan a los sumerios.[cita requerida] Sin embargo, hubo una mala interpretación, son ejemplos: Nergal es el dios de la guerra pero también de la pestilencia y especialmente del infierno, de esta manera se superpone con el griego Hades. Mientras Cronos es el padre de Zeus, Ninurta es el hijo de Enlil.
El orden de los días de la semana
Stephen Herbert Langdon, en La mitología de todas las razas (Nueva York, 1964, pág. 154) prueba que los seguidores del culto a Sin (en Harrán), a quienes los escritores árabes y sirios conocían como arranianos o sabeanos les habían puesto los nombres de los planetas a sus días. Como los hebreos y otros pueblos, consideraban que el día dedicado a Saturno era el séptimo día, así que comenzaban la semana con un día dedicado al Sol. Para el resto de los días utilizaban el mismo orden que los egipcios.
Steven L. Renshaw, en El sistema solar y los nombres de los días, demuestra que esos mismos astros del sistema solar, y en la misma secuencia, se usaron para nombrar los días en India, Tíbet y Birmania. También sucedió lo mismo en Japón, pero esa costumbre se ha podido rastrear solo hasta mil años atrás.
Los soldados romanos estacionados en Egipto se acostumbraron a la semana pagana de siete días y poco a poco la introdujeron en su país, reemplazando la semana oficial de ocho días (octaviano, César Augusto) y los siguientes gobernantes romanos toleraron esta práctica, que se oficializó con Constantino I el Grande en el 321 de nuestra era.
La hipótesis más conocida acerca del origen del orden de los planetas es la siguiente: si se disponen los planetas de acuerdo al conocimiento erróneo ―desde una astronomía geocéntrica― que los antiguos tenían de sus respectivas distancias a la Tierra ―en realidad de cuánto tiempo tardaban en dar un ciclo completo en relación al fondo de estrellas―, el orden (de lejano a cercano, o de más lento a más rápido) sería:
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