domingo, 23 de diciembre de 2018

LA TRINIDAD, UN ACERTIJO MATEMÁTICO.



JUAN ESLAVA GALÁN.
 (Resumen del artículo de su libro: EL CATOLICISMO EXPLICADO A LAS OVEJAS.

                     La Trinidad es tres, pero también es una. Parece un acertijo matemático, pero no lo es: es un misterio. No confesamos tres dioses sino un solo Dios que habita en tres personas: la Trinidad consustancial [Concilio de Constantinopla II, año 553; DS 421]. Ahora bien, estas personas divinas no se reparten esa divinidad única a un 33,3333... por ciento por barba ( o ala), sino que cada una de ellas es enteramente Dios, Dios al ciento por ciento.

                    Más claro: "El Padre es lo mismo que es el Hijo, el Hijo lo mismo que es el Padre, el Padre y el Hijo lo mismo que el Espíritu Santo, es decir, un solo Dios por naturaleza" [Concilio de Toledo, XI, año 675: DS 530]. "Cada una delas tres personas es esta realidad, la sustancia, la esencia o la naturaleza divina" [Concilio de Letrán, IV, año 1215: DS 804].

                    Las tres personas, con ser una, no participan exactamente de la misma personalidad. Por diversos indicios, y por las Escrituras parece que son diferentes: Mt 12,32 "32 Es decir, al que hable en contra del Hombre se le podrá perdonar; pero el que hable en contra del Espíritu Santo no tendrá perdón ni en esta edad ni en la futura."

                   ¿Dónde y cómo surgió este misterio de la Trinidad? Los judíos sólo reconocían a un Dios, el Altísimo, el Todopoderoso, el Yahvé de la Biblia. Tanto estudiar los aspectos de Dios en las sinagogas y en el templo y les pasó completamente inadvertido el hecho de que ese Dios, Yahvé, englobaba en realidad a tres personas (y eso que tuvieron tiempo de descubrirlo, más de un milenio, desde Moisés a Jesús). Pero la Verdad sólo la posee El que Todo lo Sabe, que las primeras comunidades cristianas añadieron a la divinidad de Dios Padre (Dios mismo, que envía al Hijo a rediminirnos) la del Hijo (Jesucristo) [Jn 10,30:30. Yo y el Padre somos uno.] Ya tenemos una Binidad, o sea las dos primeras personas de la Trinidad. Veamos ahora de dónde sale la tercera.

                   Las primeras comunidades cristianas vieron en la predicación de Jesús (el anuncio del Reino de los Cielos) una emanación de la Voz, del Aliento Divino (nada más natural, puesto que el Hijo procede del Padre y es con Él una misma persona, que la voz del Hijo sea la del Padre).

                  La voz divina en la Tierra, el aliento divino (ruah, en hebreo), el soplo divino, cobra importancia y se transforma en otra manifestación de Dios, en la tercera persona de esa Trinidad. [El concepto aparece por primera vez en la primera carta de Juan.]

                  Ya tenemos tres personas en una: Padre, Hijo y Espíritu Santo. 

                  En los cuadros y retablos antiguos se representaba el Padre en forma de anciano venerable de barba blanca con la tradicional coquetuela peineta triangular brotándole del occipucio y ataviado con un camisón blanco. El Hijo se presenta en la figura de Jesucristo, a veces llevándose una mano al corazón para que se vea el orificio de la lanza; el Espíritu Santo se representa en forma de paloma o palomo (el plumaje no nos permite, a simple vista, sexuar al ave). 
                 Una vez que los primeros cristianos idearon la Trinidad divina fue fácil interpolarla en algunos escritos evangélicos, especialmente en los de San Pablo, para retrotraer su presencia a las fuentes mismas de la religión.


                 Así fue como el trimurti, la tríada de otras religiones rivales del cristianismo, se incorporó al cristianismo y se convirtió en un dogma que el cristiano está obligado a creer.

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