No. Así lo asegura al menos la psiquiatría actual, aludiendo a los largos períodos de ayuno y de rezos que se vivían en los conventos del siglo XVI y a las continuas privaciones de descanso como el origen de las visiones y ataques de histeria que más de una monja experimentó en la época.
La misma Inquisición sospechó de santa Teresa y la acusó de pertenecer a la secta de los alumbrados, cuyos miembros alcanzaban estados alterados de conciencia mediante la sugestión.
Pero al final santa Teresa fue absuelta y su leyenda de mística quedó plenamente intacta.
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